domingo, 9 de diciembre de 2012

Recordadme los diciembres

Recuérdame cuando contábamos los días que quedaban para la noche del 24,
recuérdame cuando poníamos el árbol de Navidad.

Recuérdame cómo te pedía escribir la carta a Papá Noel, a los Reyes,
recuérdame cuando planeábamos aquellas cenas especiales.

Recuérdame cuando te contaba que los Reyes nos habían visitado en el cole,
y cuando llegaba a casa con los bolsillos llenos de caramelos y monedas de chocolate.

Recuérdame cuando escuchábamos atentos a los niños que tarareaban números por la tele,
recuérdame cuando dejábamos nuestras ilusiones al azar y a la probabilidad durante la mañana del 22.

Recuérdame cuando abríamos los regalos en el suelo, bajo las luces rojas y doradas,
cuando Lupo se dormía junto a la estufa hasta sentir que el calor le quemaba en el lomo.

Recuérdame cuando atacábamos la bolsa del cotillón y preparábamos las uvas para ellos,
cuando esperábamos las doce campanadas que terminaban con el primer beso del año, con la copa de champán.

Recuérdame cuando el uno de enero nos despertaba el olor a chocolate caliente,
cuando hacíamos palomitas y veíamos una vez más Buscando a Nemo, Ice Age, Piratas del Caribe.

Recuérdame cuando el tete y yo jugábamos al Scalextric, a la Play Station, a lanzar la pelota de punta a punta del pasillo golpeándola con la zapatilla. Recuérdame nuestras peleas...

Recuérdame cuando me preguntaban los tíos qué había pedido a los Reyes en sus casas,
recuérdame cuando tú me preguntabas qué habían pedido los primos en la nuestra.

Recuérdame los viajes en coche hacia los pueblos del interior en busca de colinas blancas, frío en los dientes, orejas congeladas y nariz roja. Recuérdame a Queen, a los Beatles, a Sabina y La del pirata cojo.

Recuérdame cuando no quería que acabaran las vacaciones,
cuando me invadía la nostalgia y me sentía inquieta, ociosa.

Recordadme las sonrisas de diciembre, aunque nunca las olvide.

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